Tolerar la incertidumbre es una de las actitudes que debemos promover
entre quienes aspiran a hacerse creativos.
En efecto, suele ser sumamente desquiciante el no saber
que terreno pisamos, qué se esconde entre la niebla de los pantanos ignotos donde la verdad se refugia
para esconder su desnudez provocativa y su aspecto a la vez salvaje y atractivo.
La escuela, particularmente, procura embutirnos buena cantidad de certezas oficializadas
que tranquilizan al maestro del deber cumplido pero que no sirven de mucho
para enfrentar lo desconocido.
Parece haber en algunos un cierto afán de declarar conocido y colonizado todo lo que nos rodea,
noción que pronto es desvirtuada por la aparición de fenómenos, molestas evidencias,
inoportunos descubrimientos y demás elementos que atentan contra el orden establecido.
De eso se trata el asunto: establecer un orden y adaptar el mundo a él.
Pero el mundo es rebelde y no nos hace caso. Insiste en actuar a su acomodo,
sobre todo cuando menos se lo espera, para ser más impredecible , si cabe.
La educación del futuro deberá contar con este factor de incertidumbre
para determinar los contenidos a transmitir.
Que la inteligencia sea capaz de entender a través del análisis, la comparación, las asociaciones...
Y que la libertad se preserve a través de la capacidad de ejercerla con sabiduría.
Menudo asunto este de la incertidumbre.
Cuando no sabemos que hay delante es cuando generalmente lo mejor de nosotros florece
y se traduce en creatividad. Pero para ello necesitamos tolerar ese "no saber", esa duda, esa incertidumbre.
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1 comentario:
Estoy de acuerdo en fomentar y enseñar a TOLERAR lo inesperado, a saber movernos por terrenos inseguros porque de incertidumbres es de lo que está hecho la vida o al menos es lo que más abundan. Tolerar lo seguro es lo más fácil pero no ayuda en lo más mínimo, te condena y lo pasas realmente mal que si supiera uno adaptarse con naturalidad a los vaivenes de la vida, seguramente se llevaría mejor y no con tanto disgusto.
Execelente entrada.
Un beso
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