"El conocimiento es una función del intelecto, mientras que la sabiduría es una función del Ser." D. Trinidad Hunt

miércoles, 14 de julio de 2010

ASPECTOS DEL DESARROLLO (2) ¿COMO PROCEDER?


Suele sucedernos que una vez enterados de la intención general de un proyecto
(en este caso nuestro propio desarrollo)
se expande ante nuestros ojos un panorama realmente abierto, una página enorme y en blanco
sobre la que es difícil situar el norte o algún hito orientador.
 Un panorama tan amplio y desmesurado que no sabemos por donde empezar.
Es entonces cuando acudimos a la compra de recetarios o libros-guía para que nos saquen del atolladero.
Por lo general estos libros, escritos por personas muy bien intencionadas
nos son muy atractivos...al comienzo.
Los leemos con entusiasmo decreciente y nos proponemos vivir de acuerdo con lo que allí
se expone. Aquellos que poseen una cierta disciplina de estudio los leerán juiciosamente
hasta el final. Será otro libro leído y archivado, que lucirá elegante en la biblioteca.
El contenido tal vez le facilite al lector ganar alguna discusión en medio de una reunión social, más , con el tiempo lo olvidará, como ha olvidado tanto a lo largo de la vida.
Los menos disciplinados leerán algunas páginas y luego abandonarán el texto en cualquier sitio, y, tal vez con remordimiento, seguirán buscando algo o alguien que los ayude a encontrar el puerto.
En este punto debo hablar de la fuerza de nuestro impulso hacia el conocimiento.
El llamado del espíritu debe alimentarse con fé y con amor: muchos serán llamados
y pocos los elegidos. Si tu sentir es fuerte y sincero, tu deseo e intención atrerán oportunidades de 
crecimiento.
 ¿Es tu deseo de aprender tan fuerte?
Si no lo sabes hay que entender que necesitamos de un cierto impulso:
escuchar los dictados interiores, las intuiciones, recibirlos y actuar en consecuencia, a pesar del entorno.
Porque nuestro crecimiento requiere de ciertas condiciones tanto internas como externas.
Por lo general empezamos sintiéndonos inquietos o insatisfechos y esa incomodidad nos lleva a buscar.
Dependiendo de las etapas que aún debamos quemar esa búsqueda será más o menos larga,
más o menos tortuosa, más o menos clara o difusa.
Tal vez la mejor política que podemos adoptar en estos momentos es la reconocernos
sincera y humildemente ignorantes buscadores de algo que  no sabemos qué es
pero intuimos cercano.
Al hacerlo nos estaremos volviendo receptivos y estaremos aceptando la posibilidad
 de que la respuesta puede estar en cualquier lado. Abandonaremos el fundamentalismo y,
sobre todo, aceptando que todo y todos tienen algo que enseñarnos.
Estaremos aguzando el entendimiento, consiguiendo ojos para ver y oídos para escuchar.
Si no creemos en el cambio, éste no se producirá. Necesitamos estar convencidos de la necesidad
y la posibilidad de cambiar. Necesitamos una actitud que facilite el que podamos llevar a cabo
acciones concretas para beneficio de nuestro crecimiento como seres humanos.
Nuestro punto de partida ha de ser un propósito sincero e inflexible de mejorar en uno 
o en muchos aspectos de nuestra vida.
Sin él nada de lo que hagamos dará frutos porque no tendrá sentido.

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